
VIVIR EL ADVIENTO
La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.
A través de estos textos podemos preparar nuestros corazones para recibir al Señor que viene.
El PAPA FRANCISCO señala 3 ACTITUDES para vivir el ADVIENTO: vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición. Es decir, debo orar, con vigilancia; debo ser trabajador en la caridad –la caridad fraterna: no solo dar una limosna, no; también tolerar.
“Tolerar, siempre con la caridad pero activa”, y también “la alegría de bendecir al Señor”. “Así debemos vivir este camino, esta voluntad de encontrar al Señor”.
“Estoy en camino para encontrarlo a Él, en camino para encontrarme, y cuando nos encontremos veamos que la gran sorpresa es que Él me está buscando, antes de que yo comenzara a buscarlo”.
Esta “es la gran sorpresa del encuentro con el Señor. Él nos ha buscado antes. Él siempre es el primero. Él hace su camino para encontrarnos”.
“El Señor siempre va más allá, va Él primero. Nosotros damos un paso y Él da diez. Siempre. La abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa de buscarnos. También a veces con pequeñas cosas”, añadió.
En definitiva, Dios “noS está buscando, nos está esperando, y solo nos pide a nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”. Sin embargo, el cristiano debe tener “el deseo de encontrarlo” y después Él “nos ayuda”. Así, “nos acompañara durante nuestra vida”.
“Muchas veces verá que queremos acercarnos y Él sale a nuestro encuentro. Es el encuentro con el Señor: esto es lo importante. El encuentro”.
A través de estos textos podemos preparar nuestros corazones para recibir al Señor que viene.
El PAPA FRANCISCO señala 3 ACTITUDES para vivir el ADVIENTO: vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición. Es decir, debo orar, con vigilancia; debo ser trabajador en la caridad –la caridad fraterna: no solo dar una limosna, no; también tolerar.
“Tolerar, siempre con la caridad pero activa”, y también “la alegría de bendecir al Señor”. “Así debemos vivir este camino, esta voluntad de encontrar al Señor”.
“Estoy en camino para encontrarlo a Él, en camino para encontrarme, y cuando nos encontremos veamos que la gran sorpresa es que Él me está buscando, antes de que yo comenzara a buscarlo”.
Esta “es la gran sorpresa del encuentro con el Señor. Él nos ha buscado antes. Él siempre es el primero. Él hace su camino para encontrarnos”.
“El Señor siempre va más allá, va Él primero. Nosotros damos un paso y Él da diez. Siempre. La abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa de buscarnos. También a veces con pequeñas cosas”, añadió.
En definitiva, Dios “noS está buscando, nos está esperando, y solo nos pide a nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”. Sin embargo, el cristiano debe tener “el deseo de encontrarlo” y después Él “nos ayuda”. Así, “nos acompañara durante nuestra vida”.
“Muchas veces verá que queremos acercarnos y Él sale a nuestro encuentro. Es el encuentro con el Señor: esto es lo importante. El encuentro”.