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OBRAS DE MISERICORDIA ESPERITUALES - CORREGIR AL QUE YERRA

OBRAS DE MISERICORDIA ESPERITUALES - CORREGIR AL QUE YERRA

Es una obra de Misericordia inspirada en un texto del Evangelio de San Mateo: “si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo, como un pagano o un publicano” (Mt 8,15-17; cf. Tit 3,10).

La corrección fraterna exige discernimiento: escoger el momento oportuno; ejercitarla de forma que crezca y no disminuya la estima que el hermano tiene de sí mismo; evitar que sea la única manera con la cual uno se relacione con aquel hermano; ejercerla sobre cosas verdaderamente esenciales; tender a liberar y no tanto a juzgar y condenar, corregir sabiendo que uno también es pecador y necesitado de corrección. Si todo esto acontece, la corrección fraterna que sugiere la Obra de Misericordia “corregir al que yerra” podrá dar fruto de paz y de bendición.
OBRAS DE MISERICORDIA ESPERITUALES - CONSOLAR AL TRISTE

OBRAS DE MISERICORDIA ESPERITUALES - CONSOLAR AL TRISTE

OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES:

CONSOLAR AL TRISTE
: Esta obra de misericordia se trata de reconocer en cada ser humano la necesidad de consuelo, de cercanía...

Quien quiere consolar a un triste tiene que revestirse de la humildad de saberse instrumento limitado: el otro es el importante, el único actor de su vida, el verdadero autor del cambio. Asumir esto es vivir en verdad el amor al prójimo.

San Pablo,esboza las bases de una teología cristiana de la consolación en su presentación a la carta segunda a los Corintios: “¡Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios” (2 Cor 1,3-5).

Oh Señor, hazme un instrumento de tu paz… Oh maestro, haced que yo no busque tanto el ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar. Porque es dando que se recibe; perdonando que se es perdonado y muriendo que se resucita a la vida eterna.
ASISTENCIA A LA CASA DE NAZARET

ASISTENCIA A LA CASA DE NAZARET

La Hermandad del Stmo. Cristo de la Luz, desde la Vocalía de Caridad, tiene previsto la visita a la CASA DE NAZARET, de Almería, el sábado 7 de mayo por la tarde, para ayudar y acompañar durante la cena a las personas que allí residen y aportar alimentos y productos de limpieza.

Tan sólo tres religiosas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón atienden a los residentes, así que, toda ayuda es bien recibida.

La CASA DE NAZARET es refugio para docenas de personas y es una luz de esperanza para quienes lo han perdido todo, no tienen dónde ir o su salud no les permite trabajar.

La congregación benéfica del Sagrado Corazón no puede, según sus estatutos, contar con subvenciones o ayudas periódicas, sino tan sólo de la limosna de particulares.


En esta visita puede participar cualquier persona que lo desee. Además se puede colaborar aportando productos de limpieza, higiene, ropa, alimentación...entregándolos en el Local de la Hermandad hasta el sábado 7 de mayo, por la mañana.

Para colaborar e informarte mejor puedes dirigirte a cualquier miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad.

Tu colaboración es importante.

OBRAS DE MISERICORDIA - ENTERRAR A LOS MUERTOS

OBRAS DE MISERICORDIA - ENTERRAR A LOS MUERTOS

Enterrar a los muertos es una obra de misericordia corporal que posee una fuerte dimensión espiritual porque implica, necesariamente, el acto de rezar por los difuntos. Desde esta perspectiva, nos sentimos interpelados a reflexionar, además, sobre la muerte y sobre el sentido de la vida (cf. Benedicto XVI, Spe Salvi, n. 6).

La Iglesia nos ofrece la oportunidad de enterrar a los muertos en un Cementerio o Campo Santo. De esta forma, el cementerio es tierra bendecida y consagrada a Dios, es un lugar apto para orar por aquellas personas que nos han precedido en el encuentro definitivo con el Señor.