
JUEVES SANTO - DÍA DEL AMOR FRATERNO
El día del Jueves Santo Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Cena Pascual; nosotros como cristianos, cada Jueves Santo, revivimos aquel momento entrañable. Jesús partió el pan y se lo dio a sus discípulos, después tomó una copa de vino y la repartió diciendo: "Heced esto en memoria mía".
Terminada la Cena, Jesús, lavó los pies a los discípulos. En la de este día, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una jofaina con agua y lava los pies de doce personas, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.
El Jueves Santo es el Día del AMOR FRATERNO. Jesús muestra un amor basado en dos pilares: el servicio y la solidaridad. Un amor radical, que va más allá de las palabras y los gestos grandilocuentes. Un amor que busca servir y no ser servido. Un amor que ofrece sin pedir.
Hoy celebramos la alegría de saber que la muerte del Señor fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación"
La alegría es por nosotros y el dolor por Él. Sin embargo predomina el gozo porque en el AMOR nunca podemos hablar estrictamente de tristeza, porque el que da y se da con amor y por amor lo hace con alegría y para dar alegría.
En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
Terminada la Cena, Jesús, lavó los pies a los discípulos. En la de este día, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una jofaina con agua y lava los pies de doce personas, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.
El Jueves Santo es el Día del AMOR FRATERNO. Jesús muestra un amor basado en dos pilares: el servicio y la solidaridad. Un amor radical, que va más allá de las palabras y los gestos grandilocuentes. Un amor que busca servir y no ser servido. Un amor que ofrece sin pedir.
Hoy celebramos la alegría de saber que la muerte del Señor fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación"
La alegría es por nosotros y el dolor por Él. Sin embargo predomina el gozo porque en el AMOR nunca podemos hablar estrictamente de tristeza, porque el que da y se da con amor y por amor lo hace con alegría y para dar alegría.
En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.