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FELIZ NAVIDAD

FELIZ NAVIDAD

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló”. “Un ángel del Señor se les presentó a los pastores: la gloria del Señor los envolvió de claridad”. De este modo, la liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría.

La “señal” es la humildad de Dios llevada hasta el extremo; es el amor con el que, aquella noche, asumió nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos y nuestras limitaciones. El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios: Dios que nos mira con ojos llenos de afecto, que acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra pequeñez.
 Esta noche santa, en la que contemplamos al Niño Jesús apenas nacido y acostado en un pesebre, nos invita a reflexionar. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? “Pero si yo busco al Señor” podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño.
Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera? Y más aún: ¿tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio? ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy!
La respuesta del cristiano no puede ser más que aquella que Dios da a nuestra pequeñez. La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de nuestra pequeñez, que él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: “Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la humildad en cualquier conflicto”.
Miremos al misterio y recemos, pidiendo a la Virgen Madre: “María, muéstranos a Jesús.
Homilía del Santo Padre
POSADAS NAVIDEÑAS

POSADAS NAVIDEÑAS

Durante los días 21, 22 y 23 de diciembre a las 18:45 h. se van a celebrar en nuestra parroquia "LAS POSADAS NAVIDEÑAS".

Las posadas son un medio para preparar con alegría y oración nuestro corazón para la venida de Jesucristo, y para recordar y vivir los momentos que pasaron José y María antes del Nacimiento de Jesús.

Estas fiestas recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén donde buscan un lugar donde alojarse para esperar el nacimiento del niño Jesús.

Las posadas son amenizadas con cánticos o villancicos y reaniman el espíritu religioso de los participantes, están llenas de emoción, alegría y amistad que siempre se respira durante este tiempo.

A la hora de pedir posada, la tradición nos dice que José y María tuvieron que ir de puerta en puerta pidiendo posada, este hecho podría no ser muy relevante ya que es muy probable que no hayan sido los únicos peregrinos que no encontraban lugar para pasar la noche, pero el caso de José y María es muy especial ya que María se encontraba embarazada y a punto de dar a luz.

La parroquia invita a toda la comunidad a vivir estas fiestas, respetando su verdadero significado, que es el de preparar con  alegría, oración y sencillez nuestro corazón para la venida de Jesús.
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

La liturgia de la Palabra de este cuarto domingo de adviento se sintetiza en una palabra "Emmanuel: que significa Dios con nosotros". Este domingo es una especie de vigilia litúrgica de la Navidad. En él se anuncia la llegada del Hijo de Dios. El niño que nacerá en Belén es el prometido por las Escrituras y constituye la plena realización de la Alianza entre Dios y los hombres.

En este domingo aparece la figura de María, fiel esclava del Señor, en quien se cumple el plan de salvación. Ella brilla por su disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo. Este fiat de María "Hágase en mí" ha decidido, desde el punto de vista humano, la realización del misterio divino.

El misterio de la Encarnación se ha realizado en el momento que María ha pronunciado su fiat: "Hágase en mí según tu palabra", haciendo posible el cumplimiento del deseo de su Hijo.
CAMPAÑA DE RECOGIDA DE ALIEMTOS INFANTILES

CAMPAÑA DE RECOGIDA DE ALIEMTOS INFANTILES

La Hermandad del Stmo. Cristo de la Luz, desde la Vocalía de Caridad, ha iniciado una campaña para la recogida de alimentos infantiles en colaboración con Cáritas Diocesana. Campaña que se extenderá hasta el 31 de diciembre.
Con tal motivo, se han colocado varias cajas en comercios y farmacia de Dalías, así como, en el local de la Hermandad, donde podrán depositarse los alimentos y productos dedicados a la infancia.

Las necesidades urgentes son:
- Pañales, todas las edades.
- Leche, todas las edades: 1, 2, 3 – inicio, continuación, avanzada.
- Cereales.
- Potitos.
- Higiene infantil: gel, colonia, toallas, champú...
- Ropita en perfecto estado

¡¡¡Contamos con vuestra colaboración!!!
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO - 11 DE DICIEMBRE 2016

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO - 11 DE DICIEMBRE 2016

El tercer domingo de Adviento es llamado “domingo de gaudete”, o de la alegría. En esta fecha se permite la vestimenta color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela rosada.

Tercer domingo de Adviento (gaudete) porque en medio de la “espera”, se recuerda que ya está próxima la alegría de la Navidad.
En la corona de Adviento también se suele encender una vela rosada.

La liturgia del tercer domingo de Adviento subraya de modo particular la alegría por la llegada de la época mesiánica. Se trata de una cordial y sentida invitación para que nadie desespere de su situación, por difícil que ésta sea, dado que la salvación se ha hecho presente en Cristo Jesús.
SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN - 8 DE DICIEMBRE

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN - 8 DE DICIEMBRE

Cada 8 de diciembre la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. El dogma de fe según el cual la Madre de Jesús fue preservada del pecado desde el momento de su concepción. Es decir, desde el instante en que comenzó su vida humana.
A mediados del siglo XIX, el Papa Pío IX, después de recibir numerosos pedidos de obispos y fieles de todo el mundo, ante más de 200 cardenales, obispos, embajadores y miles de fieles católicos, declaró con su bula “Ineffabilis Deus”:
“Que la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
En Roma se envió una gran cantidad de palomas mensajeras en todas las direcciones llevando la gran noticia. Y en los 400 mil templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Poco más de tres años después, en una de sus apariciones en Lourdes, la Virgen María se presentó ante la humilde pastorcita Santa Bernardita Soubirous con estas palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

Actualmente son miles las iglesias dedicadas a esta advocación en todo el mundo y millones de fieles le tienen una particular devoción. La Inmaculada Concepción es patrona de España.

El Papa Francisco aseguró que “el mensaje de la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María se puede resumir con estas palabras: Todo es gracia, todo es don gratuito de Dios y de su amor por nosotros”.
“El Ángel Gabriel llama a María ‘llena de gracia’: en ella no hay espacio para el pecado, porque Dios la ha elegido desde siempre como madre de Jesús, y la ha preservado de la culpa original. Y María corresponde a la gracia y se abandona a ella diciendo al Ángel: ‘Hágase en mí según tu palabra’”.
El Papa destacó que María “no dijo: ‘Yo haré según tu palabra’. No, sino: ‘Hágase en mí…’. Y el Verbo se hizo carne en su seno”.
“También a nosotros se nos pide que escuchemos a Dios que nos habla y que acojamos su voluntad; según la lógica evangélica ¡nada es más activo y fecundo que escuchar y acoger la Palabra del Señor! Que viene del Evangelio, de la Biblia, el Señor nos habla siempre”.
El Papa destacó que “la actitud de María de Nazaret nos muestra que el ser viene antes del hacer, y que es necesario dejar hacer a Dios para ser verdaderamente como Él nos quiere. Es Él el que hace tantas maravillas en nosotros”.
“María es receptiva, pero no pasiva. Así como a nivel físico recibe la potencia del Espíritu Santo después dona carne y sangre al Hijo de Dios que se forma en Ella, del mismo modo, en el plano espiritual, acoge la gracia y corresponde a ella con la fe”.
Por eso, recordó, “San Agustín afirma que la Virgen ‘ha concebido primero en su corazón antes que en su seno’. Ha concebido primero la fe, y después al Señor”.
“Este misterio de la acogida de la gracia, que en María, por un privilegio único, estaba sin el obstáculo del pecado, es una posibilidad para todos”.
El Papa subrayó que “María ha sido preservada, mientras nosotros hemos sido salvados gracias al Bautismo y a la fe. Pero todos, tanto ella como nosotros, por medio de Cristo, ‘en alabanza del esplendor de su gracia’, esa gracia de la cual la Inmaculada ha sido colmada en plenitud”.
Francisco señaló que “frente al amor, frente a la misericordia, a la gracia divina derramada en nuestros corazones, la consecuencia que se impone es una sola: la gratuidad”.
“Ninguno de nosotros puede comprar la salvación. La salvación es un don gratuito del Señor, un don gratuito de Dios que viene a nosotros, y habita en nosotros”.
El Papa señaló que “así como hemos recibido gratuitamente, del mismo modo gratuitamente hemos sido llamados a dar; a imitación de María, que, inmediatamente después de haber acogido el anuncio del Ángel, va a compartir el don de la fecundidad con su pariente Isabel”.
“Porque si todo nos ha sido donado, todo debe ser devuelto. ¿De qué modo? Dejando que el Espíritu Santo haga de nosotros un don para los demás. El Espíritu es don para nosotros. Y nosotros, con la fuerza del Espíritu, debemos ser dones para los demás; que nos permita llegar a ser instrumentos de acogida, de reconciliación, instrumentos de perdón”.
El Santo Padre señaló que “si nuestra existencia se deja transformar por la gracia del Señorno podremos retener para nosotros la luz que viene de su rostro, sino que la dejaremos pasar para que ilumine a los demás”.
“Aprendamos de María, que ha tenido constantemente la mirada fija en el Hijo y su rostro se ha convertido en ‘el rostro que más se parece al de Cristo’. Concluyó el Papa Francisco.