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CENA EN LA CASA NAZARET EL DOMINGO 25

CENA EN LA CASA NAZARET EL DOMINGO 25

Cada cuarto domingo de mes (en este caso, el día 25 de Mayo), miembros de la Junta de Gobierno de esta Hermandad y de Cáritas de Dalías acompañan a las personas allí acogidas, colaborando con las dos religiosas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón. Vivencia enormemente satisfactoria, no sólo por poder compartir con ellos esta cena dominical; sino por el cariño y atenciones que se reciben de las personas que allí están acogidas, transmitidos a través de su mirada, de una simple mirada.

Cualquiera que lo desee puede colaborar, bien mediante su asistencia, o bien a través de la donación de alimentos y productos de limpieza e higiene que pueden entregarse en el Local de la Hermandad, o contactando con Fátima Fernández, Vocal de Caridad.

 

(En la imagen, preparación de la cena en la Casa Nazaret junto a Religiosas de la Asunción de la comunidad de Dalías)

SANTA MISA EN HONOR AL STMO. CRISTO DE LA LUZ

SANTA MISA EN HONOR AL STMO. CRISTO DE LA LUZ

El próximo domingo 18 de Mayo, tercero de mes, a las 8 de la tarde, se celebrará una Misa en honor al Stmo. Cristo de la Luz en la Iglesia Parroquial de Santa María de Ambrox, de Dalías, ofrecida por el eterno descanso de hermanos y devotos fallecidos. Eucaristía que será presidida por el Consiliario de esta Hermandad y Párroco de Dalías, el Rvdo. Sr. D. Juan Carlos Morales Morell.

Será el Domingo V de Pascua. Escucharemos una de las revelaciones más profundas sobre la identidad de Jesús. Él es "el camino, la verdad y la vida" y el que nos permite llegar al Padre. Llegar al Padre es compartir con Jesús la condición de hijas e hijos.

Al finalizar la Eucaristía, Exposición del Santísimo. Oración, Bendición y Reserva. 

Momento para profundizar en la gracia de la comunión, revisar nuestro compromiso con la vida cristiana; la verificación de cada uno ante la Palabra del Evangelio, asomarse al silencioso misterio del Dios callado...

HOMILÍA DEL OBISPO DIOCESANO EN LA MISA DEL PASADO 4 DE MAYO, EN DALÍAS

HOMILÍA DEL OBISPO DIOCESANO EN LA MISA DEL PASADO 4 DE MAYO, EN DALÍAS

El Portal Informativo Diocesano de la Diócesis de Almería ha publicado esta mañana la Homilía de Monseñor Adolfo Gonzáles Montes, Obispo de Almería, en la Misa del LXXV Aniversario de la actual imagen del Stmo. Cristo de la Luz y el 150 Aniversario del nacimiento de San José María Rubio, celebrada el domingo 4 de Mayo en la Iglesia parroquial de Santa María de Ambrox, de Dalías. Solemne Celebración Eucarística que fue retransmitida por La2 de TVE para el programa "El día del Señor".

Seguidamente, reproducimos dicha Homilía. También te la ofrecemos en documento adjunto; así como un enlace con dicho Portal Informativo.


Homilía en la misa del III Domingo de Pascua

 

Lecturas bíblicas:  Hech 2,14.22-28; Sal 15,1-2.5.7-11; 1 Pe 1,17-21; Lc 24,13-35

 

Queridos hermanos y hermanas:

Celebramos el domingo III de Pascua, y acabamos de proclamar el evangelio según san Lucas, que narra la experiencia pascual de los discípulos de Emaús. Estos seguidores de Jesús estaban desencantados después de lo sucedido con él, porque no habían entendido cuanto anunciaron los profetas: “que era necesario que el Cristo padeciera esto y entrara así en su gloria” (Lc 24,26). Les faltaba fe para descubrir en la pasión de Jesús el camino de la resurrección gloriosa. Jesús caldea sus corazones y les abre los ojos de la fe para que puedan reconocerle y caigan en la cuenta de que el Crucificado es el mismo que ha salido ahora a su encuentro, una vez resucitado de entre los muertos.

Se cumplen en estos días los setenta y cinco años de la llegada a Dalías de la sagrada imagen del Cristo de la Luz, que entraba en esta iglesia parroquial el 3 de mayo de 1939. Desde entonces esta imagen sagrada de Cristo crucificado ha iluminado la vida de fe de los fieles de esta villa, y de tantas personas que llegan hasta aquí guiados por la luz de la fe, que descubre el sentido de la vida y alivia los sufrimientos. Esta hermosa escultura del Crucificado ha sido para los fieles que aquí acuden, peregrinando hasta ella, el reclamo de la fe que Cristo infunde en el corazón de sus discípulos, ayudándoles a superar las decepciones y los sufrimientos de la vida.

Por medio de esta imagen de Cristo los fieles miran a Aquel a quien los pecados de la humanidad llevaron al suplicio de la cruz, para contemplarlo transfigurado; para ver en él al que reina desde el madero. Se cumplen así las palabras proféticas que el evangelista aplica a Cristo crucificado, de cuyo costado herido por la lanza del soldado “al instante brotó sangre y agua” (Jn 19,34). El evangelista recuerda las palabras de Zacarías: “Mirarán al que traspasaron” (Za 12,10; cf. Jn 19,37).

         El hombre rechaza el dolor y el sufrimiento, ansiando la liberación definitiva de cuanto le oprime; y Cristo para aliviar el dolor humano quiso cargar sobre sí los pecados del mundo. La cruz de Jesús no es sólo expresión suprema de la solidaridad de Dios con el hombre, sino medicina de curación definitiva para superar los males que aquejan al ser humano desde el pecado del origen. Como dijo Pedro la mañana de Pentecostés, al anunciar a los congregados la resurrección de Jesús: “Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” (Hech 2,24). La resurrección ilumina el misterio de Cristo, porque en ella se revela el plan de Dios para salvar al mundo: llevar su amor por la humanidad al límite aceptando incluso la muerte en cruz de su propio Hijo.

Es el mismo que fue crucificado el que sale al encuentro de los discípulos para iluminar su cruz y mostrarles las heridas de los clavos y la lanza, transfiguradas y convertidas en señales luminosas. En las heridas radiantes del Resucitado la fe descubre el sentido del sufrimiento infligido a Cristo, porque en ellas se revela el amor y la misericordia de Dios con la humanidad pecadora. Entendemos que la primera carta de san Pedro reclame que hemos de proceder con justicia, rompiendo con la complicidad del pecado; porque nos aguarda el justo juicio de Dios, si no convertimos el corazón y despreciamos el amor que Dios nos ha manifestado en la cruz de Jesús. Es una advertencia clara al pecador, porque su salvación está en la confesión humilde de la fe, pues hemos sido “rescatados no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha” (1 Pe 1,18-19).

La devoción a Cristo crucificado fortalece la fe en la redención y da cauce a la esperanza, a pesar del pecado y de las debilidades humanas. Las llagas de Cristo nos ayudan a no desfallecer en el cumplimiento de los mandamientos. Como decía el santo Padre José María Rubio, de cuyo nacimiento en esta villa se cumplen ahora cincuenta años: Hay que «hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace». Sólo la voluntad de Dios ayuda al hombre a superar los males que él mismo ha desencadenado por el pecado.

Cristo ha resucitado para salir a nuestro encuentro y partir para nosotros el pan de la Eucaristía. Los discípulos le reconocieron en la bendición y fracción del pan. Es en la Eucaristía, que tanto amó el san José María Rubio, donde el Resucitado se hace presente con su sacrificio redentor, para ofrecernos el pan de la vida. Pidamos al Espíritu Santo, don del Resucitado, que nos conduzca al encuentro de Cristo en la fracción del pan, convertido por el mismo Espíritu en el Cuerpo del Señor.

Así se lo pedimos a la Madre del Redentor, para que hagamos, como ella, de la voluntad de Dios razón y motivo de vida, y de alegría esperanzada, porque Dios resucitó a su Hijo venciendo las ataduras de la muerte. Que así sea.

Iglesia parroquial de Santa María de Ambrox

Dalías, 4 de mayo de 2014

                                                           + Adolfo González Montes

                                                              Obispo de Almería

http://www.diocesisalmeria.es/index.php/10-noticias/1060-homilia-del-obispo-diocesano-en-la-misa-del-lxxv-aniversario-de-la-imagen-del-santisimo-cristo-de-la-luz-y-el-150-aniversario-del-nacimiento-de-san-jose-maria-rubio

CARTA A LOS DIOCESANOS CON MOTIVO DEL 75 ANIVERSARIO DE LA ACTUAL IMAGEN DEL STO. CRISTO DE LA LUZ

CARTA A LOS DIOCESANOS CON MOTIVO DEL 75 ANIVERSARIO DE LA ACTUAL IMAGEN DEL STO. CRISTO DE LA LUZ

El sábado día 3 de Mayo, al conmemorarse el 75 Aniversario de la llegada de la actual imagen del Stmo. Cristo de la Luz a Dalías, el periódico IDEAL - Almería publicaba un Especial  configurado por ocho páginas, que incluía una 'Carta a los diocesanos a propósito de los setenta y cinco años de la actual imagen del Cristo de la Luz' de Adolfo González Montes, Obispo de Almería. 

Carta que reproducimos seguidamente y que también te puedes descargar en archivo adjunto a esta nota.

Luz que ilumina a todo hombre 

Carta a los diocesanos a propósito de los setenta y cinco años

de la imagen del Cristo de la Luz

 

Queridos diocesanos:

Se cumplen ahora, en esta fecha del 3 de mayo del año en curso los setenta y cinco años de aquel 3 de mayo de 1939, en que llegaba a Dalías la sagrada imagen del Santísimo Cristo de la Luz. Con este motivo ofrezco a todos los diocesanos unas reflexiones que ayuden a penetrar en el significado de esta efeméride religiosa, que tan hondo significado ha adquirido para cuantos con fe contemplan al Crucificado como revelación del amor y de la misericordia de Dios, y ponen en él su esperanza.

Confieso que, cuando contemplé por vez primera el descenso del Cristo de la Luz desde la meseta del improvisado altar que, a notable altura, preside desde el presbiterio de la iglesia parroquial la asamblea de los fieles, me sentí conmovido ante la escena que evocaba en mí las palabras proféticas de Jesús sobre el misterio de su crucifixión: “Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32).

La emoción sobrecogedora de aquella escena me producía el gozo de ver cumplidas las palabras de Jesús sobre sí mismo, y se acrecentaba en mí el deseo vivísimo de que los hombres de todos los pueblos y razas de la tierra levantaran su ojos hacia el Crucificado, para contemplar en él y en su cruz la revelación suprema del amor de Dios por el mundo. El evangelio de san Juan golpeaba mi corazón y lo llevaba a la contrición de las lágrimas, al contemplar en la cruz de Cristo el Amor divino crucificado.

Otros pasajes del evangelio vinieron a mi mente en aquellos instantes en que el descenso del Cristo de la Luz lo hacía volar sobre las manos alzadas del pueblo que aclamaba al Redentor del mundo: “Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).

            Hay quienes recelan de Dios, deseosos de su propia autonomía y libertad, y vuelven la mirada para no tener que ver nada con aquel que pende del madero cargando sobre sí mismo toda la maldición del mundo. No quieren tampoco tener que ver, dicen, con un Dios sádico que ha hecho del dolor del Hijo eterno medio de redención. Se equivocan en la lectura del dolor del Crucificado y no pueden penetrar en el significado del misterio de la cruz, porque tampoco han parado mientes o no han querido parar en la culpa que llevó al Hijo de Dios al patíbulo; y nada quieren saber del pecado de todos y cada uno de los seres humanos, del pecado del mundo que Dios quiso borrar con amor entregando a la muerte a su Hijo.

            Contra la hostilidad y la indiferencia no basta, sin embargo, el solo fervor religioso. Es difícil conciliar la pasión religiosa de las multitudes por las imágenes sagradas de la pasión del Redentor y el permanente alejamiento de la revelación divina que les ha dado origen, de la revelación que tiene su verdad histórica en la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Hay un divorcio más o menos ancho y profundo, según los casos, entre la historia de la salvación que Dios nos ofrece en la historia de Cristo, ámbito de encuentro personal y social entre el hombre y Dios, y la explosión momentánea de la religiosidad reprimida por la cultura neopagana cada vez más hostil a la fe cristiana. Lo más dramático de este divorcio, de este alejamiento de perspectivas es el deseo de mantener intacta la emoción religiosa sin la fe que abre el corazón a la gracia redentora del Crucificado.

            Sin mermar nada a la gravedad de la secularización de la sociedad actual, la efeméride de este aniversario es un reclamo a la coherencia, una llamada a la unidad entre fe y vida, para que el cristiano de nuestro tiempo siga adelante orientado por la luz de la fe que ilumina el camino de la vida. Una luz que irradia la cruz de Cristo y que, por sentirla tan viva y radiante, los que tienen fe en él han bautizado su imagen con el nombre santísimo de Cristo de la Luz; nombre que de inmediato evoca el pasaje del evangelio en que Jesús habla de sí mismo como de quien ha venido al mundo como luz, porque sólo él, el Verbo encarnado, es la “luz verdadera que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo” (Jn 1,9). Así lo contemplaba el evangelista que recoge de la boca de Jesús las palabras que acreditan su misión en el mundo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12).

            Desde la restauración de la sociedad cristiana en estas tierras a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, la cruz de Cristo ha iluminado la existencia de sus moradores. Cabe, por eso, preguntar sin ambages: ¿seguirá este faro luminoso de la cruz iluminando a las nuevas generaciones? ¿Bastará la emoción religiosa que congrega en torno a él para que las nuevas generaciones mantengan la fe de las que nos precedieron? ¿Se sentirán, tal vez, constreñidas por las palabras del poeta que ni puede ni quiere cantar al Cristo del madero, sino al que anduvo en la mar, dejando la imagen del Crucificado sin otro significado que el de una emoción religiosa sin contenido de fe en el misterio redentor del dolor padecido por la salvación del mundo por el Hijo de Dios, que lo hizo propio siendo dolor ajeno?

            No son tiempos fáciles los tiempos presentes, pero el marco abierto de una sociedad tolerante, si de verdad quiere serlo, tiene que tolerar que se le cuestionen los “dogmas de hoy” con los cuales la sociedad actual pretende combatir los dogmas de la fe cristiana tildándolos de “dogmas de ayer”.

La fe en el Crucificado es insostenible sin la fe en el Resucitado, cuya imagen sagrada cierra el itinerario de las representaciones procesionales del misterio de Cristo del prendimiento al madero de la cruz y a la sepultura entre los muertos del Hijo de Dios encarnado. Por eso, como obispo vuestro, queridos diocesanos, dejadme apelar a la libertad de la fe para pediros que no desvinculéis la fe en la cruz de la fe en la gloria de la Pascua; que no separéis de la experiencia religiosa de esa pasión de amor y de belleza que encarnan las imágenes la fe en la redención de Cristo que la hace posible, y que nos ha dado a conocer en la cruz de Jesús la misericordia de Dios.

            Los setenta y cinco años de la imagen del Cristo de la Luz es la mejor ocasión para reclamar de vosotros, queridos diocesanos, lo mismo que reclamaba de aquellos cristianos de la primera hora de la Iglesia el autor de la Carta a los Hebreos: “Corramos con constancia en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos ata, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hb 12,1-2).

            Cuando la competición por enflorar y ornamentar la cruz de mayo ocupa laboriosamente la  atención de hermandades y cofradías, de asociaciones vecinales e instituciones sociales, caigamos en la cuenta de que esa transfiguración de la cruz, que la convierte de instrumento de suplicio y maldición en realidad preciosa es fruto de la fe en la resurrección, revelación que ilumina el sentido de la cruz y hace legítimo acudir al que está suspendido del madero y de cuyo costado abierto manan el agua y la sangre vivificadora que salvan.

            Con todo afecto y bendición.

 

Almería, 3 de mayo de 2014

                                                            Adolfo González Montes

                                                                   Obispo de Almería

EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA “75 AÑOS CON TU LUZ”

EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA “75 AÑOS CON TU LUZ”

Desde el pasado sábado 3 de Mayo y hasta el domingo 1 de Junio, la Iglesia parroquial de Dalías acoge esta exposición que recorre estos 75 años de la imagen actual del Stmo. Cristo de la Luz, que puede visitarse durante todo el día, pues tiene su mismo horario de apertura. Montaje preparado por su hermandad, con la colaboración de la Asociación Cultural Talia y numerosos vecinos; configurada por diecinueve grandes paneles que recogen casi cuarenta imágenes de la sagrada imagen desde su llegada el 3 de mayo de 1939 hasta la actualidad.

En el primer panel, un vecino, Francisco E. Callejón Lirola rememora cómo vivió de niño este acontecimiento: “Recuerdo la ilusión y la alegría del momento, era una gran emoción que todos compartíamos, niños, jóvenes y adultos. Todos acompañamos al Cristo hasta la puerta de la iglesia.”

Muy contemplado y comentado ha sido el lugar que ocupara la nueva imagen en un lado del altar mayor; así como el lugar preferente y central que ya ocupara en el templo con motivo de sus fiestas en septiembre de 1940. En este sentido, los visitantes a la exposición han destacado el faldón que vistiera la venerada imagen durante toda la década de los cuarenta, hasta los cultos de 1949. Uso tradicional, pero innecesario dado que el sudario formaba parte de la nueva talla.

Los siguientes paneles continúan mostrando imágenes de la salida en procesión del Santo Cristo de la Luz, así como de sus distintos retablos; siempre presidiendo la iglesia daliense. Cabe destacar durante estas décadas su procesión en Semana Santa, sobre sus andas. Imagen atípica pues sólo se repitió unos años; siendo portado a hombros durante la década de los ochenta para el rezo del Via Crucis por los distintos barrios de Dalías (también llegaría a Celín) la noche del Miércoles Santo.

Desde entonces sólo procesiona el tercer domingo de septiembre de cada año.

El recorrido histórico de esta exposición ofrece el aspecto de la Iglesia Parroquial de Santa María de Ambrox cuando en septiembre de 1993 se produce su incendio. Los siguientes paneles muestran tanto el semblante de  la sagrada imagen como el interior de la iglesia a consecuencia del fuego. Se habilita un almacén como iglesia provisional y se traslada la imagen a Sevilla, a donde se realiza su primera restauración.

                Desde el panel 15 se presenta esta nueva etapa de la imagen del Stmo. Cristo de la Luz y del interior de la iglesia daliense: la vuelta de la imagen el 18 de Junio de 1994, su bendición, así como de su nuevo trono y de las obras realizadas por parte de Rosendo Álvarez Gastón, entonces obispo de Almería, y cómo prosigue la rehabilitación del templo tras las Fiestas de ese año. Es sobrecogedor y admirable contemplar esa rápida rehabilitación y restauración de la imagen gracias al esfuerzo realizado por todo el municipio de Dalías; pero sobre todo, a la generosa respuesta de devotos, peregrinos y fieles en general.

                 Los últimos paneles de la exposición “75 años con tu luz” están dedicados, precisamente, a esta rehabilitación de la iglesia; pero cabe destacar el panel 18 con una admirable y fervorosa imagen de la Bajada del Santo Cristo de la Luz desde su altar, y el paso de la Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Jornada Mundial de la Juventud, en Dalías, ante la imagen del Santo Cristo el 24 de Mayo de 2011.

PARTICIPACIÓN DE LA JUNTA DE GOBIERNO DE ESTA HERMANDAD EN LA FUNCIÓN SOLEMNE EN HONOR A S. JOSÉ Mª RUBIO

PARTICIPACIÓN DE LA JUNTA DE GOBIERNO DE ESTA HERMANDAD EN LA FUNCIÓN SOLEMNE EN HONOR A S. JOSÉ Mª RUBIO

La Junta de Gobierno de la Real y Muy Ilustre Hermandad del Stmo. Cristo de la Luz asistió ayer domingo por la tarde a la Celebración de la Eucaristía en honor a S. José María Rubio, presidida por el P. Rafael Yuste, s.j., Superior de la Comunidad de Almería, y que fue cantada por la Coral 'Valle de Dalías', en la Iglesia Parroquial de Santa María de Ambrox. 

Al finalizar la eucaristía, miembros de esta Junta de Gobierno acompañaron a la nueva Imagen y Reliquia de San José María Rubio por las calles de nuestro pueblo. (En la imagen, junto al Oratorio que conmemora el lugar de nacimiento del Santo daliense, donde el Rvdo. Sr. Cura Párroco y Consiliario de esta Hermandad, D. Juan Carlos Morales Morell realizó una oración de Acción de Gracias, y todos los asistentes cantaron el Himno de S. José Mª Rubio)