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EUCARISTÍA POR LOS FALLECIDOS DURANTE LA PANDEMIA

EUCARISTÍA POR LOS FALLECIDOS DURANTE LA PANDEMIA

COMUNICADO DE LA JUNTA DE GOBIERNO

La Junta de Gobierno de la Real y Muy Ilustre Hermandad del Stmo. Cristo de la Luz (Dalías), en reunión celebrada el 27 de mayo, ha acordado CELEBRAR EL DÍA 21 DE JUNIO (tercer domingo) UNA EUCARISTÍA que será ofrecida por el alma de todas las personas fallecidas durante el estado de alarma, especialmrnte los fallecidos en nuestra parroquia.
También acuerda SUSPENDER EL BESAPIÉS previsto para ess día debido a la situación generada por la pandemia del Sar-Co-2 (covid-19).
Presidirá la Eucaristía D. Raúl del Águila Gázquez párroco de Dalías y Celín y Consiliario de la Hermandad.
La Eucaristía concluirá con el Himno a Stmo. Cristo.
Será retrasmitida por los medios de comunicación de la parroquia (YouTube).
Teniendo en cuenta las consideraciones realizadas por las autoridades sanitarias será obligatorio el uso de mascarilla para la entrada al templo.

II DOMINGO DE PASCUA - DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA - 19 de abril 2020

II DOMINGO DE PASCUA - DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA - 19 de abril 2020

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA, MEDICINA PARA EL ALMA
La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua.


Sor María Faustina, es el apóstol de la Divina Misericordia. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.
El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo.
Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero.
Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás.
Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.
Tener devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios como Misericordia. Es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.
Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. “En estas tres formas” Él le dice a Sor Faustina ” está contenida la plenitud de la misericordia” (Diario 742) Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.
Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas escucharemos decir "Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia”.
“La misericordia cambia el mundo, hace al mundo menos frío y más justo. El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia. […] Dios nunca se cansa de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedirle perdón. ¡No nos cansemos nunca! Él es el padre amoroso que siempre perdona, que tiene misericordia con todos nosotros” Palabras del Santo Padre Juan Pablo II
“Yo le doy gracias a la Divina Providencia porque he podido contribuir personalmente al cumplimiento de la Voluntad de Cristo, a través de la institución de la Fiesta de la Divina Misericordia. Yo rezo incesantemente para que Dios tenga misericordia de nosotros y del mundo entero.” Santo Padre Juan Pablo II ( 7/6/97 )
Santuario de la Divina Misericordia, Cracow, Polonia.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN - 2020

DOMINGO DE RESURRECCIÓN - 2020

Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua!
Hoy resuena en todo el mundo el anuncio de la Iglesia:
“¡Jesucristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!”.
Esta Buena Noticia se ha encendido como una llama nueva en la noche, en la noche de un mundo que enfrentaba ya desafíos cruciales y que ahora se encuentra abrumado por la pandemia, que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba. En esta noche resuena la voz de la Iglesia: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!» (Secuencia pascual).
Es otro “contagio”, que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia. Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios.
El Resucitado no es otro que el Crucificado. Lleva en su cuerpo glorioso las llagas indelebles, heridas que se convierten en lumbreras de esperanza. A Él dirigimos nuestra mirada para que sane las heridas de la humanidad desolada.
Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso. (PALABRAS DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA VIGILIA PASCUAL)

DOMINGO DE RAMOS 5 DE ABRIL 2020 - ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚN EN JERUSALÉN

DOMINGO DE RAMOS 5 DE ABRIL 2020 - ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚN EN JERUSALÉN

Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa. En esta ocasión se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías. La liturgia de este día nos presenta el evangelio de la Pasión como la mejor ambientación para la celebración del Triduo Santo.
Las ceremonias principales del día son la bendición de las palmas, la procesión, la Misa y la lectura del relato de la Pasión durante la Eucaristía.
El Domingo Ramos del 2020 la mayoría de fieles solo podrán participar de la Misa y ritos desde sus casas, en familia, y a través de los medios de comunicación debido a la pandemia mundial del coronavirus COVID-1.
Este año las palmas podrán colocarse directamente en las puertas o ventanas de las casas. Pueden utilizarse ramos de cualquier tipo de árbol o arbusto, a condición de que sean verdes y tengan hojas. El color verde de los  ramos es símbolo de la nueva vida que triunfa sobre la muerte.
Esta es una manera de proclamar y aclamar a Cristo como nuestro Rey y Salvador, y además es un símbolo anticipado de su triunfo pascual.
SEMANA SANTA 2020

SEMANA SANTA 2020

Mañana día 5 de abril la Iglesia celebrará Domingo de Ramos y dará inicio a la Semana Santa, uno de los tiempos litúrgicos más importantes en la vida cristiana pero que este año tiene una serie de modificaciones debido a la pandemia mundial del coronavirus COVID-19.
“La crisis del coronavirus nos impedirá este año participar de los oficios en comunidad con nuestras parroquias y de las procesiones de nuestras ciudades, pero no existe motivo alguno para renunciar a vivir la Semana Santa ni a acompañar a Jesucristo en su pasión y muerte en la Cruz. Al contrario, es tiempo de encomendarse al Padre y ofrecerle los sacrificios de esta pandemia como Él nos dio a su Hijo para salvarnos”
 “Se trata de una situación realmente excepcional en la que las celebraciones serán presididas por los obispos y presbíteros en las catedrales y templos sin la presencia del pueblo”, la Iglesia recurre a la tecnología digital para “tratar de ofrecer respuestas pastorales, procurando que los fieles puedan unirse espiritualmente y por medio de la oración, al tiempo que anima a todos a participar de estas celebraciones desde sus casas a través de los medios de comunicación social y las redes sociales”.
“Una oportunidad extraordinaria de vivir la fe y la Semana Santa desde una perspectiva diferente a la acostumbrada en comunidad, desde una experiencia interior, pero que igualmente ha de conducirnos a celebrar a Cristo Resucitado y descubrir en Él la certeza de que la humanidad vencerá, también, el desafío del coronavirus”. (Aciprensa)

RETRANSMISIONES DE SEMANA SANTA DESDE ROMA (La 2 de TVE y Trece TV)

DOMINGO DE RAMOS 5 DE ABRIL: Misa de Pasión a las 11 de la mañana.

JUEVES SANTO  9 DE ABRIL: Misa de la Cena del Señor a las 18 h.

VIENES SANTO 10 DE ABRIL: Celebración de las de la Pasión a las 18 h.
                                                        Viacrucis a las 21 h.

SÁBADO SANTO 11 DE ABRIL: Vigilia Pascual a las 21 h.

DOMINGO DE PASCUA: Misa a las 11 de la mañana
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO CUARESMA 2020

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO CUARESMA 2020

MENSAJE DEL SANTO PADRE

«En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20)

Queridos hermanos y hermanas:

El Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso.

1. El Misterio pascual, fundamento de la conversión

La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús: el kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo» (Exhort. ap. Christus vivit, 117). Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia (cf. Jn 10,10). En cambio, si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45) corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva.

Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren.

2.Urgencia de conversión

Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene. De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad.

Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf. Os 2,16), a fin de poder escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.

3.La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos

 El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta “poner a Dios contra Dios”, como dijo el papa Benedicto XVI (cf. Enc. Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt 5,43-48).

 El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación.

4.Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo

Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría.

Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía. Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad (cf. Pío XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas.

Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-14).

 

FRANCISCO

            Roma, junto a San Juan de Letrán, 7 de octubre de 2019

            Memoria de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario